El auto del Decano (Reloaded)

Al hablar del (“nuevo”) Decano de mi facultad, siempre me viene a la cabeza esa famosa frase que le acuñan al Quijote de la Mancha, es la que dice “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”.

En una sociedad que se resiste al cambio, los resentimientos y envidias florecen con más ímpetu y se recurre a “atacar” por flancos que nada tienen que ver con la vida pública de una persona. Se apunta con frecuencia a la religión, el estado civil, amigos, relaciones, etc, etc, etc.

Pero si hay algo que me llama la atención, son las diferentes teorías que envuelven al auto de este Decano. Y es aquí donde me voy a detener: Desde su asunción, las miradas de muchos no se apartan de su automóvil: “¿Cuándo lo cambiará?” es la pregunta del millón.

El Decano tiene un auto viejo y chiquito, pero aparentemente anda bien. No es el modelo que supuestamente manejaría una autoridad universitaria y mucho menos el vehículo que uno compraría 0 Km. Todos los días (porque este Decano va TODOS los días a trabajar) el Sr. estaciona su auto en un lugar reservado especialmente para él, a metros de la facultad para la cual tanto trabaja.

Cuando había pasado un mes de su nombramiento, su lugar se encontraba ocupado por otro auto. Yo pasaba caminando con un grupo de personas y de repente una dice (mirando el auto, claro):

“Auto nuevo, yo sabía. Yo dije que iba a pasar un mes antes de que lo cambie, los demás decían entre tres y seis meses.”

A mi me llamó la atención el comentario, y sólo atiné a hacerle ver que no se trataba de un auto nuevo. Al día siguiente volvió a estar estacionado el autito de siempre, como una respuesta del Decano a los comentarios. Pero las voces no callaron.

Pasó otro mes y un auto nuevo, aún sin patente, ingresa a la Universidad… Era de un profesor de la Facultad había cambiado el suyo, peeeeero:

“Yo pensaba que era el auto nuevo del Decano” dice una chica.

Me olvidaba aclarar que hay muchas chicas (y cuando digo muchas no me refiero a 10 o 20, sino muuuuuuuuchas chicas) que andan enamoradizas de él, y por lo tanto cada vez que entra una persona con auto nuevo o con rasgos físicos similares, hay una reacción esperanzadora por parte de todas las que creen que su vehículo podría ser mejor y más “atractivo”.

También es divertido cuando el automóvil no está estacionado pero el Decano está dentro de la Facultad… Hace unos meses incluso llegué a escuchar que el auto no estaba porque lo estaba cambiando por uno nuevo, motivo por el cual llega a trabajar en taxi o en otro auto.

Finalmente el Sr. les dio el gusto a todos: un día lunes, el auto se encuentra estacionado con un cartel de “Se vende” en el vidrio trasero. En horas de clase, el Decano (qué también es profesor) recibe una sola consulta “¿A cuánto vende el auto?”.

A los pocos días llega a trabajar en un auto muy, muy, muy nuevo… Pero el estacionamiento ahora se encuentra vacío ¿Qué pasó? El hombre ni se imagina los comentarios que su vehículo provoca…

Si bien es aún temprano como para hacer balances de gestión, algunos cambios académicos y sobretodo administrativos son imposibles de ignorar; Sin embargo, a un grupo de estudiantes poco les interesa esto y es más importante saber cuándo será la llegada del auto nuevo, además de apostar si tendrá o no vidrios polarizados, Dvd, y vayan a saber que más tienen planeado para aquel auto ajeno que a lo mejor todavía ni existe.

Es muy triste que le presten mayor atención al auto que a la gestión de una persona. Más aun, en el ámbito universitario.